En las últimas décadas se han dado algunos cambios en cuanto a la conveniencia de la cura seca y la cura húmeda o CAH (cura en ambiente húmedo). Algunos opinaban que lo mejor es la aplicación de medios que mantengan la humedad y otros pensaban que mejor se dejaban al aire libre, manteniendo unas precauciones para evitar infecciones. ¿Qué se sabe hoy en día? ¿Qué opción es mejor?

¿Qué ha demostrado la ciencia sobre la cura seca y la cura húmeda?

Hasta el año 1962 se había recurrido a diferentes medios para la curación de las heridas sin llegar a un consenso. Dependiendo del país y de la comunidad médica, si es que la había, algunos recurrían a la cura seca y otros a la cura húmeda, tapando la herida. En ese año, el doctor George D. Winter demostró que lo mejor es cubrir las heridas y dejar que se cree un ambiente húmedo en el interior. Sin embargo, en la siguiente década, hubo una corriente en la que se pensó lo contrario, que era mejor mantenerlas al descubierto. ¿Cuál de las dos opciones resultó más conveniente?

Las evidencias demostraron que la mejor manera de curar las heridas es manteniendo un ambiente húmedo. Por eso, a partir de los años 80 se comenzó una carrera por encontrar los mejores apósitos para cada tipo de herida. Hoy, gracias a algunos laboratorios, la variedad de apósitos que hay en el mercado cubre todas las necesidades que se pueden presentar.

¿Por qué es mejor la cura húmeda?

La cura seca es aquella en la que se permite que la herida esté al aire o en la que se utiliza un apósito pasivo, como el de gasa. Para evitar las infecciones, se limpia la superficie o las zonas circundantes a la costra con productos antisépticos. Este método se dio por bueno durante un tiempo, pero se encontraron ventajas en cubrir la herida y dejar que se curase bajo esta protección, manteniendo su humedad. Son los siguientes:

  • Cicatrización. Se crean más queratinocitos, fibroblastos y colágeno, esenciales para una rápida y correcta cicatrización.
  • Temperatura. La temperatura en el interior es más alta, lo que favorece la proliferación de las defensas y la muerte de los patógenos.
  • PH. El pH sube con la humedad, creando un ambiente menos favorable para la proliferación microbiana.
  • Protección. Aísla de los ataques de patógenos del exterior.
  • Menos tejido necrosado. Se potencia el desbridamiento autolítico y se evita la muerte de células por contacto con el aire.
  • Menos intervenciones. Las curas se limitan a lo estrictamente necesario.
  • Menos dolor. Se producen menos infecciones y se reduce el riesgo de inflamación.
  • Variedad. Existen diferentes tipos, dependiendo de la herida o del estado en el que se encuentra.

¿En qué casos no es aplicable la cura húmeda?

Hay ocasiones en las que no se emplea la cura húmeda. Es el caso de las heridas quirúrgicas de primera intención, aunque en algunos casos la húmeda ha mostrado ser beneficiosa, y si hay tejido necrosado. En este último se busca frenar la necrosis y posteriormente realizar exéresis de la parte infectada en el quirófano.

¿Qué apósitos para cura húmeda son los mejores?

Después de hablar sobre la conveniencia de la cura seca y la cura y la cura húmeda, queremos mostrarte por qué confiar en los apósitos de Triomed. Estos tienen la capacidad de retener la humedad en su justa medida. Es decir, no permiten la evaporación, pero sí permiten la salida de los gases que se producen durante el proceso de cicatrización. Además, absorben los fluidos de la supuración y los aíslan, impiden la entrada de los patógenos y, algo exclusivo de nuestros productos, detienen y eliminan la actividad microbiana en su superficie. En esta web te contamos más detalles sobre nuestros productos.

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